EL CERDO CAPITALISTA es el blog de un porteño llamado Santiago. De derecha en lo económico y de izquierda en lo social, aquí online desde marzo del 2008. Luchando contra la gilada y tratando de educar financieramente a las clases medias.

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¿Todo efeté? Rebelión, hoy, es rebelión fiscal

Los que pagamos impuestos laburamos más de la mitad del año para mantener al Estado (que representa algunos aciertos útiles para la sociedad y varios errores/choreos/estupideces inútiles para la sociedad).

Habiendo nacido en 1986, hoy en el 2017, soy liberal y anti-intervencionista (si hubiese nacido en la época de Sarmiento, probablemente mis ideales serían otros).

Simplificación 2018: Especificar, focalizar y automatizar (parte de) la vida

En relación a una “nueva” regla que me quiero auto-imponer en este 2018 (que leí en algún libro este año, pero no me acuerdo en cuál), me acordé que el otro día me dijeron algo que me causó gracia: "¡Tenés una regla para todo! ¿No creés en el libre albedrío?". Salí de la conversación como un campeón, pero para mí no tiene mucho sentido ese razonamiento. ¡Soy fan del libre albedrío! ¡Justamente! Tengo reglas porque no quiero gastar mi limitada energía en decisiones banales que no aumentarán ni disminuirán mi felicidad agregada. Por eso, en un restaurante desconocido me pido el plato (o menú) del día, la pizza es mitad calabresa mitad provolone, los jeans son Levys y las camisas Zara. Buen, cuestión… haciendo honor a mi rol de pone-reglas, en este 2018, quiero laburar sobre el foco y la automatización (en 2017 fue un éxito en especificación). ¿De qué joraca hablo? De tres "claves" para sacar adelante cualquier proyecto (o parte de la vida misma en sí), a saber:

No recomiendes nada a nadie

Durante tres/cuatro años (2012-15), me cansé de recomendarle a familiares, amigos y conocidos que saquen créditos hipotecarios a tasa fija (CFT del 15%, frente a una inflación anual que estaba entre 25 y 40% anual).

¿Hacer cosas que duren 200 años?

Dado el glorioso Cerdo Capitalista® sufre de recurrentes abandonos (es decir, conviven en esta bitácora momentos de sobre-emoción con el biri-biri escrito junto con meses de desierto “económico-literario”), hace poco creí que era buena idea obligarme a escribir un post por mes (todos los años, con la misma temática mensual). Dentro de esa lógica, se me ocurrió utilizar como “base” a los temas más populares del blog: En Enero saldría el famoso post anual de “Concursos para emprendedores argentinos”, en Febrero el “¿Cuánto gana un gerente en Argentina?”, en Marzo la data sobre escrituras e hipotecas (que me divierte bastante), en Abril un rejunte de ideas copadas afanadas del Inc5000 (tipo “¿Qué nos podemos copiar de las empresas yankies de mayor crecimiento?”), y así…
Inmediatamente después de planificar todo el año con un post recurrente mensual (como mínimo), me deprimí al darme cuenta que esa lógica de periodicidad le quitaba toda magia. Encima eran todos temas que no podrían ser leídos dentro de 200 años… ¡ni siquiera dentro de cinco! ¿A quién le importará, en el 2030, a qué “concursos emprendedores” vendehumo se podía inscribir uno hace poco más de una década?

No sé si “me gusta” hasta no saber el precio

Si salís de compras con alguien a quien le regalarás algo y éste/ésta te pregunta: “¿Te gusta?”, tu respuesta tiene que ser “¿Cuánto cuesta?”. ¡El “me gusta” o “no me gusta” dependerá del precio! Llevado a los negocios, no importa si tu mercado crecerá a lo loco o se extinguirá en 5 años. Lo que importa es cuánto le sale a uno entrar en ese mercado que crecerá y cuánto garpa uno por entrar en ese otro mercado que morirá. Pagar 100pe por una acción de una empresa que se fundirá en una década, pero cuyo flujo de fondos en tu bolsillo (después de amortizaciones e impuestos) se estima con casi-certeza en 50pe anuales por acción por los próximos 5 años es, a todas luces, una excelente inversión (¡poco importa que el papel no vaya a tener valor en una década!).

Sos más mainstream que el peronismo

Voy caminando por Av. Córdoba y me cruzo gente cool comiendo sano. Doblo por Av. Pueyrredón y veo muchos jóvenes musculosos haciendo “running”. Entro a un edificio gótico que está sobre Av. Las Heras y el curso de entrepreneurship de la FIUBA (donde colaboro como ayudante) está súper-poblado (todos quieren ser “emprendedores”). Todos mis amigos fuman marihuana, tienen iPhones y miran Netflix.

Emprendedor vegano con impacto social: ¿Warren Buffett te banca?

Tras el paro inmobiliario (al cual, obviamente, no adherí -como nunca jamás adherí a ningún cese de actividades comerciales/laborales-), saqué varias conclusiones:
  1. Es sorprendente como la mayoría de la gente cree que los corredores inmobiliarios son delincuentes, lacras, ladrones, vagos, usureros, especuladores, evasores, ladris de cuarta, parásitos o generadores de burbujas y, sin embargo, más del 80% de las operaciones se sigue haciendo con intermediarios habiendo (aún) libertad de contratación.

Argentina no cambió tanto: A Manolo lo reemplazó Ming, y a Pérez, Diouf

Me tienen los huevos al plato los quejosos compulsivos: Argentina no está aproximándose al apocalipsis. El mundo no está cada vez peor. ¡No! La humanidad, como una única “sociedad”, avanza a paso de gigante sobre todo lo maravilloso de la civilización: la ley, el orden y la acumulación de capital.

¿Irse de vacaciones o cambiar las viejas aberturas de tu casa?

Muchas veces confundimos activo con consumo, o inversión con gasto, como si fueran la misma cosa. Eso me indigna. Y me indigna recurrentemente (acá post de hace nueve años atrás -2008- al respecto y aquí otro de hace tres -2014-).

Tu casa, tus muebles, tu tele, tus cuadros, tu auto, el pagaré de tu cliente, tus ventanas, el piso de parquet de tu depto y la pintura de las paredes de tu habitación son activos. Es decir, son recursos/bienes que tenés en la mano o derechos intangibles que tenés en algún papelito (tipo una deuda a cobrar). Básicamente, tienen algún valor en guita por arriba del cero. Un activo puede ser una buena o mala inversión (sí, hay veces donde se puede saber si una inversión en un activo es mala o buena ANTES de tener el diario del Lunes en la mano).

Los universitarios estamos aconchetados y, el que se banque la peluza, ¿la va a romper?

Hace poco se fundieron dos de mis emprendedores favoritos: Gabi Fernández y Sebas Javelier (indiscutiblemente, en el TOP 10 de grosos junto con Warren Buffett y Emi Chamorro). Estaban haciendo el Farmacity de las verdulerías. ¿Qué involucraba ese delirio emprendedor? En un comienzo, requirió que una de estas dos bestias (formadas, pero no aconchetadas) se levante todos los días a las 3am para ir al mercado central a comprar frutas y verduras. Y más allá de ese glorioso dato de color, involucraba pelear en un rubro en el que el universitario no está acostumbrado. Cuentan ellos que, en el primer día de operaciones, cayó al (primer) negocio un colega de la zona y, al darle la mano a uno de ellos, le dijo algo como “¡Ah! ¡Ustedes NO son del rubro!”, como insinuando que si no tenían las manos gastadas por el “laburo verdadero” no iban a durar dos minutos en el pesado rubro verdulero.