EL CERDO CAPITALISTA es el blog de un porteño llamado Santiago. De derecha en lo económico y de izquierda en lo social, aquí online desde marzo del 2008. Luchando contra la gilada y tratando de educar financieramente a las clases medias.

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El lujo del mundo actual (Columnista Invitado: Andrés Baldrich)

El habitante promedio de una “villa” porteña del siglo XXI goza de lujos que la mayoría de los hombres que han existido nunca habrían podido soñar. Tiene acceso cotidiano a bienes importados de la China. Puede charlar con gente que esté en otros países, viajar en tren al triple de velocidad que a caballo, ser atendido por médicos gratuitamente, dar doce años de escolaridad a sus hijos, etc. Lo que antes era un lujo para los hijos de los reyes hoy es parte de la vida común del porteño más desafortunado.


Los medios de comunicación nos pintan “la villa” como un lugar horrible lleno de droga, delincuencia y dolor. Si los inmigrantes que viven en las villas no vuelven a sus países, significa que algo bueno tiene que haber. En calidad de vida, es mucho mejor nacer en una villa porteña del siglo XXI que en la París del siglo XI.


Antes era “de rico” irse a Mar del Plata. Hoy es “de rico” irse a Tailandia. Algún día va a ser “de rico” irse unos años a Marte y, “de pobre”, irse un verano al sudeste asiático. Hace dos décadas tener un celular era solo para los ejecutivos de corporaciones enormes; hoy un “pobre” tiene el lujo del celular, pero no se siente menos pobre…

Sólo la indigencia puede definirse en términos absolutos: el que comió vs. el que no pudo comer. En cambio, la pobreza, es siempre relativa: no tiene nada que ver con la cantidad de pesos que uno gana. Yo caigo en el primer decil de ingresos entre todos los argentinos, ¿será que soy rico? Porque si voy a los Estados Unidos nadie me daría un préstamo, a causa de mi pobreza. Acá está la falacia de aspirar a “ser rico”: siempre va a haber uno que te considere pobre.

Pensalo así: el que tiene una casa de dos pisos, tiene lo que nunca tuvieron el Marqués de Yavi (Juan José Fernández-Campero de Herrera, 1645-1716) ni el Conde de Buenos Aires (Santiago de Liniers, 1753-1810). La riqueza del mundo crece como nunca, y cada día la “cola de león” supera más a la “cabeza de ratón”. En última instancia, tener más que el resto no nos hace más felices; y la próxima generación nos va a pasar el trapo. (¡Ojalá!)

Andrés Baldrich, columnista invitado del cerdo.co, es alumno de cuarto año de Administración de Empresas en la UCA. Es una persona curiosa, lectora, reflexiva y con muy buena memoria. Conoció este blog en mayo de 2014, después de asistir a una charla de Santiago en la UCA sobre economía conductual.

6 comentarios:

Vero dijo...

Excelente... Lo compartiré con mis alumnos de secundaria. ¡Felicitaciones, Andrés!

Saggio Carlos dijo...

El post me dejo pensando si es valido comparar épocas distintas y sacar conclusiones. Podríamos decir que es mejor vivir en una villa del siglo XXI que en la vieja Paris del siglo XI porque puede viajar tres veces más rápido en tren de la misma manera que podriamos decir que era mejor vivir en Paris y no correr el riesgo de morir en la esquina de tu casa por una balacera entre grupos narcos. Me parece que sacar conclusiones en marcos situacionales tan distintos nos puede permitir ir en la dirección que querramos.

Santiago A. Magnin Gómez dijo...

Coincido en el pensamiento Carlos, pero no en las conclusiones: La tasa de homicidios intencionales, por cada 100.000 habitantes, era superior a 50 en la Francia del Siglo XI. Para 1900, había bajado a 2 cada 100.000 (al año). Hoy, es 1 lo que pone a Francia entre los 28 países más seguros del mundo.

Hoy (2015), la tasa de homicidios intencionales en Argentina es de 5,5. En la Ciudad de Buenos Aires, la tasa es de 6,6 y la tasa de homicidios exclusivamente en los barrios de emergencia porteños es de 40,5.

En términos de seguridad es seis veces mejor vivir en un barrio porteño que en una villa, pero igual es más segura una villa porteña que la París del Siglo XI.

Es verdad que sacar conclusiones inter-temporales puede permitirnos ir por muchas direcciones, pero esta dirección, avalada por datos, parece ser cierta. Es menos probable que hoy te mate un narco hoy en una villa porteña a que te mate un vecino en la vieja París del Siglo XI (lo que no quita que la villa es terrible en la comparación contra el Almagro porteño de hoy, o la París de hace un siglo).

Fuentes:
http://ourworldindata.org/data/violence-rights/homicides/
http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_intentional_homicide_rate
http://chequeado.com/ultimas-noticias/zaffaroni-en-la-ciudad-si-se-excluyen-los-homicidios-en-las-villas-habria-35-muertos-cada-cien-mil-habitantes-el-mismo-indicador-que-en-europa/
http://extranosalley.com/?p=17849

Saggio Carlos dijo...

Gracias Santi. Mi punto es que podemos conseguir datos para cualquier historia que querramos contar. Por un montón de plata....logras hacer parecer mejor la Francia del siglo XI que la villa del siglo XXI?

Santiago A. Magnin Gómez dijo...

Sí, jajaj. Por eso decía que coincidía con tu concepto pero no en el dato particular de la balacera de los grupos narcos. Creo que el mayor diferencial es el sentimiento de pobre o el sentimiento de rico, como dice Andrés en su columna: el compararte con tus contemporáneos más beneficiados. Abzo!

Gus dijo...

Me hace acordar a la "pobreza digna" del diálogo de Brandoni en "Esperando la Carroza" https://www.youtube.com/watch?v=MX24bb1-ncg
Hace un tiempo vi este documental ( https://www.youtube.com/watch?v=jbkSRLYSojo ) que explica bastante bien la evolución de la humanidad en términos de salud y economía. Es super interesante ver como toda la humanidad va creciendo en esas características.
Queda clarísimo que un "pobre" de hoy en día vive mejor que uno de hace 200 años, pero la brecha entre la riqueza y la pobreza es cada vez mayor. Y como comentaron por ahí, siempre vas a ser "pobre" en términos relativos para alguien que tiene más que vos, con lo cuál, mientras haya este abismo (que cada vez crece más) va a ser más dificil reducir el nivel de pobreza.
Saludos!